El asma grave representa el 18 % del total de los pacientes con asma de Europa Occidental. En España, este porcentaje se sitúa en torno al 4 %. También en nuestro país, esta patología representa el 50 % del gasto en tratamiento del asma y un coste sanitario incremental anual de 11.703 euros. Pero pese a estos datos, la mitad de los casos siguen careciendo de un control adecuado.
Con el objetivo de revertir la situación, prevenir las exacerbaciones y la obstrucción crónica del flujo aéreo, así como reducir la mortalidad y los efectos secundarios de los medicamentos utilizados en el tratamiento, SEPAR ha elaborado el “Documento de consenso de asma grave en adultos. Actualización 2020”, una publicación alineada a las recomendaciones de la Guía española para el manejo del asma (GEMA) y el Report, Global Strategy for Asthma Management and Prevention 2019 (GINA).
El documento ha sido publicado en la revista científica de SEPAR open acces Open Respiratory Archives y en él se marcan las pautas a seguir en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de esta afección. En este sentido, el estudio destaca como uno de los aspectos más complejos de medir y que dificultan el control correcto de la enfermedad el hecho de que algunos pacientes no cumplen las pautas del médico e incluso se saltan el tratamiento.
Para hacer frente a este problema, el Documento incorpora el Test de Adhesión a los Inhaladores (TAI) diseñado y validado por SEPAR, que permite estimar el cumplimiento de la terapia inhalada en los pacientes con EPOC y asma. Además, propone que en las comunidades autónomas en donde esté instaurada la receta electrónica, se pueda comprobar la retirada de los medicamentos en las farmacias.
En este sentido, el Dr. Francisco Javier Álvarez Gutiérrez, de la Unidad Medico-Quirúrgica de Enfermedades Respiratorias del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y miembro del Área de Asma de SEPAR, añade que han incorporado también al Documento la previsión de que, en el futuro, los inhaladores que se usan habitualmente para el tratamiento incorporen dispositivos electrónicos que puedan conectarse a alguna aplicación a través del teléfono móvil que pueda ayudar a los pacientes a seguir correctamente su tratamiento. “Hoy en día ya contamos con llamadas y avisos a través de Internet que contribuyen a que los pacientes sigan su tratamiento tal y como los médicos se lo prescribimos”, explica.
El Documento centra el resto de sus recomendaciones en el diagnóstico, el seguimiento de la enfermedad y los posibles efectos adversos a largo plazo que pueden tener algunos de los medicamentos en los pacientes.
Sobre el diagnóstico, el Dr. Álvarez Gutiérrez explica que, como en cualquier otra enfermedad, es fundamental que este sea correcto para poder dar con el tratamiento más adecuado. En el caso concreto de los pacientes con asma grave, explica que han recomendado que se tengan en cuenta, además, una serie de variables que pueden influír en la enfermedad, tales como las comorbilidades, la obesidad, la rinosinusitis y otros agravantes.
Sobre el seguimiento y control de la enfermedad, una de las claves que ha tenido en cuenta el estudio es que la gravedad del asma no es estática, los síntomas y las agudizaciones pueden cambiar a lo largo del tiempo, por ello concluye que es fundamental un control permanente de los pacientes y un abordaje de la enfermedad especializado y multidisciplinar. “Lo ideal, indica la Dra. Marina Blanco Aparicio, del Servicio de Neumología, Complejo Hospitalario Universitario A Coruña y coordinadora del Área de Asma de SEPAR, es disponer de unidades especializadas que permitan identificar el subtipo de asma, a través de biomarcadores, para tratar al paciente de forma óptima e individualizada. Hoy en día no solo podemos controlar la enfermedad, sino que también es posible pronosticar los riesgos a futuro”.
En cuanto al tratamiento y medicación, por una parte se ha estudiado a algunos pacientes que no responden a los tratamientos habituales a pesar de usarlo a dosis elevadas. Son los pacientes que presentan un “Asma Grave no controlada”. Para gran parte de ellos se siguen recomendando las terapias con fármacos monoclonales, de las que ya se disponen desde hace años y que han demostrado una mejora de forma notable la calidad de vida de la mayoría de pacientes.
Las preocupaciones de los especialistas sobre los efectos adversos de algunos medicamentos se centran, sobre todo, en los glucocorticoides orales (GCO), pues han visto que puedan acarrear a largo plazo problemas de osteoporosis, diabetes, alteraciones mentales y de la visión. Por ello, la Dra. Blanco Aparicio insiste en la importancia de “dedicación y preparación» por parte del neumólogo para diseñar un tratamiento “personalizado” y en la importancia de que los propios pacientes se hagan responsables de su salud y sigan las pautas del médico. «Es importante hacer un ejercicio de corresponsabilidad y que todos estemos alineados y que continuemos investigando en beneficio de estos pacientes».
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