El Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es una de las infecciones respiratorias más comunes en los lactantes, aunque su nombre pueda no ser ampliamente conocido. Esta afección, que afecta principalmente a los bebés y niños pequeños, es la principal causa de bronquiolitis y neumonía en los menores de un año. Comprender los riesgos asociados al VRS, cómo prevenir su contagio y las formas de actuar en caso de infección es esencial para proteger la salud de los más pequeños.
¿Qué es el VRS y cómo afecta a los bebés?
El VRS es un virus que infecta inicialmente las vías respiratorias superiores, causando síntomas similares a un resfriado común. Sin embargo, en algunos casos, especialmente en bebés prematuros o con condiciones de salud subyacentes, la infección puede extenderse a las vías respiratorias inferiores, provocando bronquiolitis o neumonía.
Se estima que un 90% de los bebés contraen este virus antes de cumplir dos años, aunque la mayoría experimenta síntomas leves. Sin embargo, en casos graves, puede llevar a hospitalizaciones y aumentar el riesgo de desarrollar asma o problemas respiratorios crónicos en la edad adulta.
Formas de transmisión
El VRS es altamente contagioso y se propaga principalmente a través de:
- Gotículas respiratorias al toser o estornudar.
- Contacto directo con secreciones infectadas, ya sea mediante besos, abrazos o superficies contaminadas como juguetes o muebles.
- Tocar los ojos, la nariz o la boca tras estar en contacto con objetos contaminados.
Este virus puede sobrevivir hasta 12 horas en superficies y tener un periodo de incubación de 1 a 4 días. En promedio, una persona infectada puede transmitirlo durante 3 a 8 días, aunque en infecciones graves el periodo de contagio puede extenderse hasta cuatro semanas.
Síntomas de la infección por VRS
Los síntomas varían dependiendo de la gravedad de la infección. Entre los signos iniciales más comunes se encuentran:
- Congestión nasal.
- Tos seca.
- Estornudos.
- Dolor de garganta.
Cuando la infección se agrava, especialmente en los pulmones, pueden presentarse:
- Dificultad para respirar.
- Respiración rápida y corta.
- Sibilancias (ruidos al respirar).
- Pérdida de apetito.
- Coloración azulada alrededor de la boca o uñas (cianosis).
- Fiebre alta.
Si se observas alguno de estos síntomas, es fundamental acudir al pediatra de inmediato.
Tratamiento del VRS
Actualmente, no existe un tratamiento específico para eliminar el VRS. El manejo se centra en aliviar los síntomas y mantener al bebé cómodo. Algunas medidas incluyen:
- Garantizar una correcta hidratación con líquidos administrados en pequeñas cantidades.
- Uso de solución salina y aspiradores nasales para despejar las vías respiratorias.
- Administración de analgésicos, siempre bajo supervisión médica, para controlar fiebre y dolor.
En los casos más graves, puede requerirse hospitalización para proporcionar oxígeno, ventilación mecánica o líquidos intravenosos. Es importante recordar que los antibióticos no son efectivos, ya que el VRS es un virus.
Prevención: la mejor defensa contra el VRS
La prevención es clave para proteger a los bebés de esta infección. Algunas medidas básicas incluyen:
- Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón.
- Evitar el contacto del bebé con personas enfermas.
- Desinfectar las superficies y objetos que el bebé toque regularmente.
- Evitar la exposición al humo de tabaco.
Además, la vacunación es una herramienta crucial. En España, existen dos opciones principales:
- Nirsevimab, un anticuerpo monoclonal indicado para bebés menores de 6 meses o aquellos en alto riesgo de enfermedad grave.
- Una vacuna administrada a embarazadas entre las semanas 32 y 36, que protege a los bebés en sus primeros 6 meses de vida.
Más información
Puedes ampliar estos consejos descargando el folleto Virus Respiratorio Sincitial en bebés y niños pequeños: información para padres, editado por Fenaer con el apoyo no condicionado de Pfizer y Sanofi.
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