La tuberculosis, en otros tiempos una de las enfermedades más mortíferas y extendidas, parece hoy una simple sombra del pasado. Sin embargo, sigue existiendo, causando sufrimiento y condicionando la vida de miles de personas: en España se contabilizaron más de 4.000 casos en 2018. Coincidiendo con el Día Mundial de la Tuberculosis, que se conmemora el 24 de marzo, Fenaer ha programado una campaña para llamar la atención sobre ella y redoblar la batalla para acabar de una vez por todas con los problemas que genera.
La campaña se centra en el mensaje elegido en los últimos años por la Organización Mundial de la Salud, #EndTB, «acabar con la tuberculosis». Aunque las mejores higiénicas y de salud han reducido enormemente su prevalencia, según datos del Ministerio de Sanidad, en 2018 la padecieron 10 de cada 100.000 españoles.
¿Qué es la tuberculosis?
Una bacteria, llamada Mycobacterium tuberculosis, es la causante de la tuberculosis. El contagio se produce por contacto estrecho con pacientes. Los síntomas de la tubercuosis son tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso. Pueden ser leves durante muchas semanas, lo que en ocasiones lleva a aplazar la visita al médico, siempre en el caso de que el afectado tenga acceso al servicio sanitario. En consecuencia, puede contagiar a muchas personas antes de que la enfermedad se haga especialmente patente o se le diagnostique.
La tuberculosis se asocia principalmente a condiciones de vida precarias, higiene deficiente y barreras de acceso a los servicios sanitarios. Ciertamente, su prevalencia es mucho mayor en países en desarrollo: en 2021, y según el mapa global de incidencia incluido en el Plan de Prevención y Control de la Tuberculosis del Ministerio de Sanidad, sus principales focos de se encontraban en África del sur, en el sudeste asiático y, en menor medida, en algunos países andinos y del Caribe. Filipinas, Mongolia, Papúa Nueva Guinea, Lesotho, Sudáfrica, República Centroafricana o Gabón son algunas de las naciones en las que la tasa de incidencia se sitúa en niveles preocupantes, en algunos casos por encima de los 500 casos por cada 100.000 habitantes.
Tuberculosis en un mundo global
La movilidad de personas en un mundo global es una de las formas de expansión actual de la tuberculosis. La patología se asocia a ambientes con pocos recursos y a un deficiente acceso a los servicios, por lo que la estigmatización es otro de los aspectos contra los que hay que luchar. Garantizar el acceso a la prevención es necesario para acabar definitivamente con este problema sanitario secular.
La buena noticia es que la tuberculosis es una enfermedad prevenible, fácilmente detectable y curable. En su forma sensible a los antibióticos se trata con una combinación de cuatro medicamentos, durante medio año. En la actualidad se comienza a generalizar un preparado oral que acorta los plazos para curarla y que es capaz de acabar incluso con las cepas que se han hecho resistentes a los fármacos. La inequidad en el acceso a estos tratamientos vuelve a ser el punto negro en relación a este tratamiento: en todo el mundo, solo una de cada tres personas que lo necesitan tienen acceso a estas medicinas de última generación, según la Organización Mundial de Salud.
El proceso de erradicación de la tuberculosis avanza en todo el mundo. La OMS remarca que en los últimos años se ha mejorado mucho en la reducción de la mortalidad y en la notificación temprana de brotes, gracias a la utilización de tests rápidos. Sin embargo, gran parte de este avance se circunscribe a los países desarrollados, lo que incide de nuevo en la necesidad de acometer su combate de forma global y solidaria.
Fuentes
Ministerio de Sanidad: Tuberculosis
Ministerio de Sanidad: Plan para la Prevención y Control de la Tuberculosis en España
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