La educación del paciente respiratorio, entendida como un proceso continuo, dinámico y adaptado, y mantener una técnica adecuada en la administración de los medicamentos constituyen aspectos claves para garantizar la eficacia de los tratamientos con inhaladores en asma y EPOC. Así lo expuso ayer la enfermera del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo e investigadora en Neumología Isabel Portela en la sesión online sobre el uso correcto de estos dispositivos, emitida en directo por FENAER con la colaboración de Boehringer Ingelheim. Según algunos estudios, hasta un 50 por ciento de los pacientes utilizarían incorrectamente los inhaladores, lo que reduce drásticamente la adherencia al tratamiento.
En sus conclusiones, Portela destacó también la importancia de identificar el sistema terapéutico más adecuado para cada paciente y de revisar periódicamente la técnica inhalatoria. Asimismo, consideró fundamental que el paciente refuerce sus conocimientos sobre la enfermedad y su tratamiento y que para ello consulte todas sus dudas con su médico, enfermera o farmacéutico. “Antes de pensar que un fármaco no está funcionando, es necesario revisar la técnica de inhalación”, afirmó.
En una charla eminentemente práctica en la que hizo demostraciones con todos los modelos de dispositivos existentes, la enfermera explicó las diferencias y los elementos comunes entre los inhaladores de cartuchos presurizados y los de polvo seco y sus técnicas de uso. Como procedimientos imprescindibles para los dos tipos, destacó la necesidad de mantener la espalda recta y vaciar los pulmones lentamente antes de inhalar, aguantar la respiración durante 10 segundos tras la inhalación, enjuagarse la boca a continuación y limpiar la boquilla con un trapo seco o servilleta de papel tras su uso.
En cuanto a las diferencias en la maniobra, los de cartucho presurizado precisan ser agitados antes de usarse, sujetarlos en forma de “L” y realizar una inhalación lenta y profunda, mientras que en los de polvo seco la inspiración debe ser rápida y enérgica, ya que el sistema se activa por la respiración del propio paciente. Portela se refirió también a los inhaladores de vapor suave, que se incluirían en la familia de los presurizados, de fácil utilización y alto depósito pulmonar y con la posibilidad de reemplazar el cartucho. Sobre el uso de cámara de inhalación para el caso de los presurizados, lo recomendó en caso de crisis y resaltó la importancia de mantenerla limpia, reponerla cada 6 meses como mínimo y guardarla en un lugar seco y fresco para garantizar su correcto funcionamiento.
A lo largo de su exposición, Isabel Portela insistió en la necesidad de que los pacientes accedan a información fiable y resuelvan con los profesionales sanitarios todas sus dudas por muy básicas que les puedan parecer, ya que el control de la enfermedad y la calidad de vida del afectado depende muy considerablemente de la correcta administración de los fármacos prescritos y es muy habitual que se cometan errores en la maniobra de inhalación. Entre ellos, no agitar el dispositivo, realizar múltiples pulsaciones o inspiraciones violentas en el caso de los presurizados; o inspirar poco, no preparar la dosis, exhalar sobre la boquilla antes de inhalar o no hacer la apnea de unos segundos posterior a la inhalación.
«El uso de los inhaladores es como conducir, muchas veces ni pensamos en si lo estamos haciendo bien y el mal uso hace que la efectividad del tratamiento se reduzca», concluyó Portela antes de dar respuesta a las numerosas consultas planteadas por los asistentes al webinar, en el que actuaron como moderadores los responsables de las coordinadoras nacionales de EPOC y Asma de FENAER, Iñaki Morán y Raquel Gómez, respectivamente.
Puedes ver la sesión completa aquí
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