Seguro que en algún momento has hablado o has escuchado hablar del problema que supone para la salud la resistencia que desarrollan los microorganismos patógenos contra los tratamientos antimicrobianos. Y es cierto: los antibióticos son cada vez menos eficaces, y la razón está, en parte, en el uso excesivo que hacemos de ellos.
En los últimos tiempos han aparecido patógenos resistentes a los fármacos más habituales. Estos microorganismos han logrado adaptarse, a partir de un proceso de selección natural, a la aparición de medicamentos cada vez más eficaces. Esta resistencia compromete la capacidad para combatir infecciones muy comunes.
La principal preocupación es la aparición de superbacterias capaces de sobrevivir al ataque de los antimicrobianos más comunes que utilizamos, los antibióticos. Las últimas investigaciones indican que la industria farmacéutica ha agotado la capacidad de innovar a través de este tipo de medicamentos: de los 32 antibióticos nuevos analizados por la Organización Mundial de la Salud en 2019, solo seis eran realmente efectivos contra nuevas amenazas.
¿Por qué se hacen más resistentes estas bacterias y microorganismos? Principalmente por la aparición de modificaciones genéticas capaces de sortear estas barreras médicas. En el caso de las bacterias, algunas de ellas adquieren resistencia debido a la modificación de su carga genética, consiguiendo producir enzimas que inactivan el antibiótico, haciéndose menos porosas para evitar que este llegue a su punto diana o alterando este lugar clave para hacerlo inmune al fármaco.
El uso indebido y excesivo de medicamentos provoca la aparición de estas nuevas variedades de patógenos, así como la falta de higiene y de acceso al agua limpia en muchos países o la propagación de infecciones.
Fuente: Organización Mundial de la Salud
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