La resistencia antimicrobiana (RAM) es uno de los mayores problemas de salud pública mundial en la actualidad. Ocurre cuando los microorganismos, como bacterias, virus, hongos y parásitos, desarrollan la capacidad de resistir los efectos de los medicamentos diseñados para eliminarlos, como los antibióticos, antivirales, antifúngicos y antiparasitarios. Esto implica que infecciones que antes se trataban fácilmente pueden volverse mortales, ya que los tratamientos disponibles dejan de ser eficaces.
Uno de los ejemplos más preocupantes es la resistencia a los antibióticos. Las bacterias patógenas han desarrollado mecanismos para evadir estos medicamentos, lo que ha resultado en el surgimiento de «superbacterias» que no responden a los tratamientos tradicionales. La RAM no solo afecta a los antibióticos, sino que también impacta a medicamentos utilizados para tratar otras infecciones, como las de tipo fúngico o viral. El resultado es que infecciones comunes y lesiones menores, que antes no suponían una amenaza grave, podrían volverse potencialmente letales.
Desafío para la salud pública
El impacto de la resistencia antimicrobiana sobre la salud pública es enorme. Primero, hace que las infecciones sean más difíciles y costosas de tratar, lo que aumenta la duración de las hospitalizaciones, la necesidad de cuidados más intensivos y la mortalidad. En segundo lugar, limita las opciones de tratamiento disponibles, obligando a los médicos a recurrir a fármacos menos efectivos o más tóxicos. Además, genera una mayor carga económica en los sistemas de salud, que ya enfrentan dificultades para atender la creciente demanda de atención médica.
El mal uso y el abuso de los antimicrobianos son las principales causas de este problema. La utilización indebida de antibióticos para tratar infecciones virales, la generalización de estos medicamentos en la ganadería y la automedicación contribuyen a acelerar la aparición de resistencia en los microorganismos. La falta de innovación en el desarrollo de nuevos antimicrobianos también agrava el desafío, ya que en las últimas décadas se han introducido muy pocos fármacos nuevos.
Cifras alarmantes
A nivel global, la resistencia antimicrobiana fue responsable de 1,27 millones de muertes directas en 2019 y contribuyó a 4,95 millones de muertes, según el Ministerio de Sanidad Español. Si no se toman medidas urgentes, se estima que para 2050 esta cifra podría aumentar a 10 millones de muertes anuales, superando el número de muertes por cáncer.
Según esta misma fuente, en Europa la RAM provoca alrededor de 33.000 muertes al año, y en España unas 4.000. La gravedad del problema es tal que las autoridades sanitarias globales, incluidas la OMS y los gobiernos nacionales, han calificado la RAM como una de las mayores amenazas para la salud pública del siglo XXI.
La lucha contra la resistencia antimicrobiana requiere un esfuerzo conjunto y multidisciplinario que involucre tanto a los sistemas de salud como a la sociedad en su conjunto.
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