Los pacientes con asma grave tienden a ejercitarse menos por el miedo que supone presentar sintomatologías, según se pone de manifiesto en una Revisión Bibliográfica publicada en la Revista de Patología Respiratoria por los investigadores R.Ruiz Lázaro, M.Esteban Lombarte y T.García-Barrade Restegui.
Los autores, tras evaluar distintos estudios relativos a Actividad Física y Rehabilitación Respiratoria (RR) concluyen que el abordaje multidicisplinar e individualizado de los programas de rehabilitación pulmonar, fisioterapia respiratoria y estrategias por medio de ejercicio físico “tienen unos resultados esperanzadores en el manejo de estos pacientes”.
En lo relativo a la actividad física, la revisión incluye dos estudios realizados sobre pacientes con asma grave, por un lado, y pacientes con asma grave, EPOC y bronquiectasias, por otro. En el primer caso, los resultados indican que los niveles más altos de actividad y los niveles más bajos de sedentarismo se asocian a una mejora de la capacidad para el ejercicio, al control del asma y a niveles más bajos de inflamación sistémica.
En cuanto al segundo grupo, se observó que, en comparación con la EPOC, los grupos de asma grave y bronquiectasias presentaban mayores niveles de actividad física que estos pacientes. A tenor de los datos, los investigadores coinciden en que el deterioro de la actividad física es común en pacientes con patología obstructiva y el nivel de actividad se asocia con las características compartidas por estas enfermedades.
Para los autores, por tanto, las intervenciones para mejorar la actividad física “han de ser multifactoriales y deben tener en cuenta el nivel de deterioro del paciente y las características asociadas”.
Los resultados sobre la evaluación realizada de Rehabilitación Respiratoria domiciliaria, demuestran una mejora significativa de la tolerancia al ejercicio y la calidad de vida a largo plazo de los pacientes con asma grave pero que, a diferencia de los EPOC, no se asoció a unha mejora de la ansiedade y la depresión.
“Esto sugiere -explican los investigadores- la necesidad de pensar en adaptar los programa de RR en el asma grave incorporando un seguimiento psicológico más prolongado y regular, que incluya la gestión de las emociones mediante distintas técnicas”.
No obstante, como conclusión general, los autores coinciden en que, según este estudio, sí es posible llevar a cabo un programa de RR ambulatorio de manera segura. Reconocen que muchas veces se contraindica el ejercicio en sujetos con criterio de asma grave por la posible inducción del broncoespasmo, “pero realizando un período de calentamiento y vuelta a la calma, antes y después del ejercicio, se reduce el riesgo de broncoconstricción inducida por el ejercicio”.
¿Se puede llevar un programa de RR de manera ambulatoria siendo seguro? Sí, señala el estudio, “siendo seguro, mejorando la disnea y la capacidad de ejercicio y la ansiedad/depresión, aunque para este último punto son necesarios futuros estudios multicéntricos y prospectivos que lo confirmen».
Texto íntegro del estudio:
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