Elegir entre inhaladores presurizados y de polvo seco no es una simple ecuación de edad y capacidad inhalatoria. Depende también de la fase de la enfermedad y estado emocional del paciente; de sus habilidades motoras; y de su confianza en cada tipo de dispositivo. En la gran mayoría de los casos, cada persona ha pasado por varios tratamientos antes de llegar al más adecuado. Y el adecuado puede serlo durante un tiempo, o un momento de la enfermedad, pero no en otro.
En este sentido, FENAER coincide plenamente con el posicionamiento de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias (European Respiratory Society,ERS), que destaca que la seguridad, la eficacia y la prioridad del paciente deben seguir siendo los factores principales a la hora de decidir el dispositivo médico más adecuado para los pacientes respiratorios.
Sustituir los inhaladores presurizados por otros con menor contribución al efecto invernadero es, para FENAER, la única opción para conjugar la protección del medioambiente y la salud de los pacientes Por ello, la Federación considera que hay una serie de medidas que se pueden llevar a cabo para acelerar esta transición
Apostar por la innovación
En primer lugar, apostar pola innovación para conseguir dispositivos que actúen con la misma eficacia y rapidez que los actuales con gases presurizados. Llegar a ello solo será posible con respaldo incondicional de las instituciones a la investigación y compromiso por parte de la industria farmacéutica.
A este respecto, FENAER coincide plenamente con el posicionamiento de los neumólogos europeos: “Creemos que cualquier actualización de la legislación sobre los gases fluorados debería dar tiempo y no reprimir la innovación actual en los nuevos propulsores, en la que la industria farmacéutica especializada en productos respiratorios está investigando, con posibles productos clínicos con nuevos propulsores inhaladores disponibles en cinco años. La innovación y el progreso no son solo esenciales para nuestros pacientes, sino también para la sociedad”.
Implantar las recomendaciones de las guías clínicas
Mientras no existen los nuevos fármacos, FENAER apuesta no por la limitación, sino por la dotación de recursos e implementación real de las recomendaciones incluidas en todas las guías clínicas de manejo de la epoc y el asma, que conseguirían en la práctica reducir la huella de carbono de los pacientes respiratorios y el gasto sanitario, y una sustancial mejora en la calidad y esperanza de vida de las personas que padecen estas dos patologías, unos 6 millones solo en España.
Incrementar la adherencia
Incrementar la adherencia de los pacientes a sus tratamientos de base, que estabilizan la enfermedad y reducen el uso de los inhaladores de rescate. La epoc y el asma no controlados se asocian al incremento de exacerbaciones, de uso de inhaladores de rescate y de uso así mismo de los recursos sanitarios, incluyendo visitas a Atención Primaria y a los servicios de Urgencias y hospitalizaciones, que sí aumentan significativamente la huella de carbono.
Mejorar la formación de los pacientes
Incrementar el tiempo medio de dedicación a los pacientes respiratorios por parte del conjunto de los profesionales sanitarios que los atienden. Esto solo se consigue con una mayor dotación presupuestaria y de recursos humanos. También se debería garantizar que los profesionales sanitarios puedan disponer del tiempo necesario para la formación y revisión de las técnicas de inhalación. La utilización de los inhaladores es una habilidad que se debe aprender y revisar de modo regular. Hay estudios que indican que hasta el 70% de los pacientes españoles podrían estar utilizando mal sus inhaladores, y que el principal factor asociado es la ausencia de una instrucción adecuada.
Fuentes
Posición de la ERS sobre la revisión de las normas de la UE sobre gases fluorados
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