Poliposis nasal

La poliposis nasal

La poliposis nasal, poliposis nasosinusal o rinosinusitis crónica con pólipos nasales (RSCcPN), es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las vías respiratorias superiores. Se caracteriza por una inflamación persistente de las fosas nasales y los senos paranasales, en los que se forman crecimientos anormales de tejido en forma de lágrimas, llamados pólipos, en el revestimiento de los senos paranasales y de modo bilateral, con abundancia de células inflamatorias, principalmente eosinófilos. Pese a ser benignos, los pólipos pueden llegar a obstruir por completo las fosas nasales. Pueden formarse a cualquier edad, aunque son más frecuentes en jóvenes y adultos de mediana edad. Provocan síntomas muy molestos como incapacidad para respirar por la nariz, pérdida del olfato y del gusto, dolores de cabeza e, incluso, deformidades nasales.

Es una patología común en la mayor parte del mundo y un importante problema de salud en cuanto a consumo de servicios sanitarios y de pérdida de productividad. Sus síntomas, crónicos y persistentes, interfieren en el normal desarrollo de la vida diaria de los pacientes y, de no controlarse adecuadamente, pueden condicionar de forma importante su calidad de vida.

Además de dolor, las personas afectadas pueden sufrir alteraciones del sueño, dificultades para dormir -lo que puede derivar en fatiga crónica- y problemas para interactuar socialmente y en el ámbito laboral.

La poliposis nasal se asocia a la alergia -aunque no existen evidencias de esta asociación- y al asma, siendo la enfermedad más estrechamente relacionada con el asma grave. Asimismo, se asocia a la enfermedad pulmonar obstructiva (epoc) y a las bronquiectasias.

Es poco frecuente en menores de 10 años, aunque en esa etapa la frecuencia aumenta en niños con fibrosis quística. Los pólipos en la edad infantil pueden tratarse de una lesión congénita.

Síntomas de la poliposis nasal

 

En adultos, se considera que existe rinosinusitis crónica si confluyen durante, al menos, 12 semanas, dos o más de los siguientes síntomas, uno de los cuales debe ser obstrucción o congestión nasal o rinorrea :

  • Obstrucción nasal.
  • Congestión nasal.
  • Rinorrea anterior (secreción nasal excesiva por los orificios nasales).
  • Rinorrea posterior (secreción nasal excesiva por las aberturas nasales hacia la garganta).
  • Presión o dolor facial.
  • Dificultad para respirar.
  • Pérdida del sentido del olfato (anosmia) o reducción del mismo (hiposmia).

En ocasiones puede producir dolor de cabeza, estornudos, sequedad de boca, picor nasal, voz nasal y malestar general.

En niños, puede provocar tos, además de los síntomas anteriores.

Posibles complicaciones de la poliposis nasal

Los pólipos nasales obstruyen el paso normal de aire y dificultan el drenaje de líquido lo que, unido a la inflamación que producen, puede dar lugar a complicaciones como:

  • Apnea obstructiva del sueño. La dificultad para respirar por la nariz puede derivar en esta patología, que se caracteriza por interrupciones de la respiración durante el sueño.
  • Agravamiento del asma.
  • Infecciones recurrentes de los senos paranasales.
Causas y factores asociados a la poliposis nasal

La causa de la poliposis nasal no está claramente determinada, aunque la hipótesis actual la relaciona con un mecanismo de respuesta inmunológica ante los agentes exógenos que se inhalan a través de la nariz e interactúan con la mucosa nasosinusal. Un proceso que comienza en el nacimiento con una rápida colonización por virus, bacterias y hongos y que deriva en una respuesta inflamatoria crónica.

La inflamación tipo 2 (respuesta exagerada del sistema inmunitario) es la causa subyacente clave de la poliposis nasal. Esta inflamación también está en la base de otras enfermedades como el asma, la dermatitis atópica y la rinitis alérgica, que a veces se pueden dar de forma coexistente

Existen varios factores implicados en la aparición de la poliposis nasal:

  • Factores ambientales. Los agentes microbianos son considerados los impulsores ambientales más importantes más importantes de la rinosinusitis crónica. También se asocian los alérgenos, los hongos y los contaminantes ambientales.
  • Inflamaciones de repetición de la mucosa nasal debidas a afecciones como la sinusitis o la rinitis.
  • Alteraciones anatómicas de las fosas nasales.
  • Deficiencia de vitamina D.

Asimismo, varias enfermedades se asocian a la poliposis nasal:

  • Sensibilidad a la aspirina o a los antinflamatorios no esteroideos (AINES).
  • Fibrosis quística.
  • Síndrome de Churg-Strauss (granulomatosis eosinofílica con poliangitis), enfermedad poco frecuente que produce inflamación de los vasos sanguíneos.

No se ha demostrado relación entre poliposis nasal y tabaquismo ni está aclarada su relación con la alergia.

No está determinada la existencia de factores genético-hereditarios en la poliposis nasal. Los estudios existentes arrojan resultados discordantes.

Diagnóstico de la poliposis nasal

 

Las distintas enfermedades de las vías respiratorias superiores presentan varios síntomas comunes. Así, algunos de los presentes en la poliposis nasal lo están también en otras patologías como la rinitis. Por ello, junto con una exploración física y la revisión de la historia clínica, deberán realizarse pruebas que permitan un diagnóstico diferencial, entre ellas y dependiendo de cada caso:

  • Rinoscopia, para examinar las fosas nasales.
  • Endoscopia nasal, también llamada rinofibroscopia, que permitirá examinar la anatomía de las fosas nasales y localizar pólipos nasosinusales.
  • Tomografía computarizada (TAC) de senos paranasales.
  • Resonancia magnética de cráneo y senos paranasales.

También pueden incluirse estudios de posibles alérgenos, dado que muchos pacientes con poliposis nasal presentan también síntomas de alergia. Habitualmente también se evalúa el sentido del olfato mediante test olfatométricos.

En caso de pacientes pediátricos, se descartará la existencia de fibrosis quística y otras patologías a menudo asociadas con la rinosinusitis crónica, como el asma.

Tratamiento y prevención de la poliposis nasal

Los corticoides intranasales (spray) constituyen el principal tratamiento farmacológico indicado en la rinosinusitis crónica con pólipos nasales. Han demostrado su seguridad y eficacia. Pueden administrarse también corticoides orales como tratamiento de rescate, aunque su uso a largo plazo está limitado por sus efectos adversos. Los lavados nasales con suero salino contribuyen a mejorar los síntomas de los pacientes con poliposis nasal.

El especialista puede sugerir la cirugía de los senos paranasales para eliminar los pólipos en pacientes sintomáticos graves que no responden al tratamiento farmacológico. Sin embargo, esta es una solución de último recurso, que no siempre garantiza el control definitivo y sostenido de los síntomas. Por otra parte, en un alto porcentaje de los pacientes los pólipos vuelven a aparecer con el tiempo tras la intervención.

Otras opciones terapéuticas, cuando no es suficiente el tratamiento con corticoides intranasales y orales, y dependiendo de la clínica de cada paciente, son el tratamiento prolongado con antibióticos sistémicos, el montelukast (si hay asma o rinitis alérgica), el tratamiento tópico con antimicrobianos, los antihistamínicos en caso de alergia coexistente o la desensibilización a la aspirina.

El tratamiento con fármacos biológicos es la terapia más novedosa. Puede reducir la poliposis nasal y consigue mejorar el olfato, disminuir la obstrucción nasal y la rinorrea, y reducir los dolores de cabeza que provoca la poliposis. En algunos casos, permite reducir la utilización de manera continuada otros medicamentos antiinflamatorios, como los corticoides orales, así como la necesidad de cirugías.

Pese a que su origen no está claramente determinado, ciertas prácticas en nuestra vida diaria pueden contribuir a reducir las probabilidades de desarrollar pólipos nasales:

  • Practicar buenos hábitos de higiene.
  • Evitar la exposición a agentes tóxicos causantes de irritación nasal, como el humo del tabaco, gases procedentes de productos químicos, polvo o alérgenos.
  • Utilizar enjuagues nasales de solución salina, para eliminar irritantes y facilitar el flujo de la mucosidad.
  • Humidificar el hogar.
  • Tratar adecuadamente el asma y/o la alergia, en caso de padecerlas, siguiendo estrictamente las indicaciones del médico.
Prevalencia de la poliposis nasal y otros datos
  • Se desconoce la prevalencia exacta de la poliposis nasal, debido a que se dispone aún de un número insuficiente de estudios epidemiológicos y a que los resultados de estos estudios difieren de forma importante en función de los mecanismos de selección de la población estudiada y de los métodos diagnósticos utilizados. Los valores de prevalencia oscilan, según los estudios, entre el 0,2% y el 5,6%.
  • El 80% de los pacientes con poliposis nasal tiene inflamación tipo 2.
  • Solo el 20% de los pacientes con rinosinusitis crónica desarrolla pólipos nasales.
  • Afecta aproximadamente al doble de hombres que mujeres.
  • Es más frecuente entre la cuarta y quinta décadas de la vida.
  • La hiperreactividad bronquial y el asma están presentes en entre el 21 y el 48% de los pacientes con poliposis nasal. Esta asociación aumenta en aquellos con intolerancia a la aspirina o a los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
  • Entre el 0,5% y el 4,5 % de pacientes con rinitis alérgica presentan pólipos nasales. En los pacientes con rinitis no alérgica el porcentaje sube hasta el 5%.
  • En pacientes con sensibilidad a la aspirina, la prevalencia se sitúa entre el 30% y el 60%.
  • La poliposis nasal es también más frecuente en pacientes con bronquiectasias, fibrosis quística y síndrome de Churg-Strauss.
;

Noticias

Todo sobre POLIPOSIS NASAL