Un informe del Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber), adscrito al Instituto de Investigación Sanitaria Carlos III, ha propuesto una definición de la covid persistente redactada a través de la consulta a más de 70 expertos sanitarios y organizaciones y la colaboración de entidades como Fenaer.
En el documento se enfatiza que la falta de acuerdo sobre esta definición dificulta el diagnóstico y el tratamiento de quienes la padecen. El trabajo resalta las aportaciones de los pacientes a la investigación de esta patología, dado que, en muchos casos, la información más valiosa para los médicos es el relato de quien la sufre.
El Ciber ha elaborado el informe técnico Definición operativa del covid persistente y sus elementos clave en el marco del CIBERPOSTCOVID, redactado por los expertos sanitarios Vicky Serra-Sutton, Antoni Serrano-Blanco, Marta Torres, Carla Montané, Ivan Solà, Alex Trejo y Mireia Espallargues. El principal reto al que se enfrentan los profesionales de la salud es la falta de acuerdo sobre lo que es covid persistente y cómo se debe evaluar a los pacientes que lo presentan. Esta indefinición impide diagnosticar con eficacia y seguir la evolución de los pacientes.
A través de la entrevista a más de 70 expertos y del estudio de docenas de publicaciones, el grupo concluye un mayor grado de acuerdo en torno a la definición de covid persistente como un “conjunto multiorgánico y variado de manifestaciones y síntomas no atribuibles a otras causas que perduran o fluctúan durante un período mínimo de 3 meses tras la fase de infección aguda de COVID-19”. Los síntomas más habituales son fatiga y confusión, problemas respiratorios y cardiovasculares y también neurológicos o psicológicos y psiquiátricos. No se observó consenso a la hora de definir la covid persistente en niños ni en cómo se debe medir la gravedad de los pacientes, ante la ausencia de escalas validadas que lo permitan.
“La covid persistente incluye un escenario en el que los profesionales se sitúan ante un nuevo problema de salud sobre el que no existe suficiente evidencia científica”, advierten los autores. En este sentido, remarcan que los sanitarios viven esta patología “en una situación de incertidumbre al no tener ni certezas, ni herramientas para realizar un diagnóstico preciso, que este depende, en la mayoría de los casos, del relato del paciente sobre su sintomatología y, sobre todo, del impacto que la misma tiene sobre su funcionalidad y calidad de vida”.
Para seguir avanzando en una mejor definición y en un protocolo para tratar la patología, el grupo de trabajo llama a los expertos a profundizar en la investigación de los factores que predisponen a sufrir covid persistente. Será fundamental, afirman, la colaboración de los pacientes, “ya que su papel está siendo clave en su visibilidad y reconocimiento, y que están formando parte activa de los avances en su conocimiento y definición”. También detecta la necesidad de mejorar la definición en el caso de pacientes pediátricos y mayores.
0 comentarios